jueves, 18 de marzo de 2021

La espiritualidad como elemento de la Superación Personal

Hay personas que niegan la espiritualidad y dan poder absoluto al pensamiento humano, y por supuesto que el pensamiento tiene el control sobre nuestra vida, pero cuando el pensamiento hecho razón, es el que florece sin respaldo de la espiritualidad, el ser humano no se encuentra completo.

La espiritualidad cuando está ausente es manifestada en un faltante de un algo, y ese algo generalmente es sentido en nuestro pecho, algunos lo describen como un vacío, otros lo dicen como un faltante, otros lo llaman como no encontrar sentido de vida, surgiendo un planteamiento sobre dicha sensación, encontrando solo respuesta y bienestar al encontrar eso a lo que llamamos espiritualidad, reflejada no en una religión, sino en la energía pura de la vida, en esa creencia del ser supremo y creador de mi universo de la interconexión entre la existencia y la naturaleza, pues todos los seres humanos necesitamos de forma arquetípica el fomentar una creencia en algo o alguien para completar nuestra superación personal y sentirnos plenos.

Pero, ¿por qué se vuelve un elemento necesario para alcanzar la superación personal? La respuesta puede venir desde distintas corrientes filosóficas y religiosas, pero desde la perspectiva psicológica, todos los seres humanos de forma inconsciente necesitamos complementarnos dentro de los ocho aspectos de la superación personal que nos dirigen, ya que si alguno de los ocho elementos no hemos fortalecido, detonará en cualquier momento esa falta, siendo común el elemento de la espiritualidad, debido a su complejidad de conectar o encontrarla, ya que la mayoría lo asocia hacia las religiones con doctrinas ortodoxas, de las cuales se sabe no son como lo que se busca o hace falta para complementar nuestra espiritualidad.

En este sentido, la propuesta es buscar el sentir de la espiritualidad dentro de enfoques que sumen a nuestra forma de pensar, que empaten con nuestro nivel de inteligencia y capacidad, que se vea el resultado en otros y que me atraiga su perspectiva y forma de vida, tal vez en el camino de esta búsqueda encuentre varias propuestas que me pueden ayudar, o tal vez no, pero tendré que estar en la constante búsqueda, de tal manera que me estacione en la forma de espiritualidad que llene ese vacío y de respuesta a mis preguntas espirituales y filosóficas que me mueven.

Por ejemplo, podemos hablar de taoísmo, de budismo, de cristianismo, de catalanismo, o bien, de otras corrientes que manejan la espiritualidad y que se acoplarán a lo que cada uno necesite, la intención es no dejar la búsqueda de mi propia superación personal a través de la espiritualidad.

Dalia G. Balderas



lunes, 8 de marzo de 2021

Amor eros, amor philia, amor ágape

¿Qué es el amor? Es una pregunta que permanentemente nos hacemos los seres humanos sin tener una respuesta definitiva, pues de acuerdo a la historia de vida de cada uno, será la manera en que sentimos y pensamos sobre el amor. Y ¿por qué es así? Por la influencia de la subjetividad que le damos, ya que está comprobado que el amor proviene del cerebro a través de la segregación de hormonas y sustancias bioquímicas que alteran nuestro cuerpo y pensamiento, y esta alteración la vive con mayor fuerza nuestro corazón, siendo el musculo que responde a los estímulos bioquímicos que segrega el cerebro, y por eso decimos que nos duele el corazón o que nuestro corazón está regocijándose por el amor, generando a su vez, interpretaciones distintas del amor.

Los griegos clasificaron en un primer momento 3 tipos de amor, posteriormente hablaron de un cuarto tipo, que es el amor storgé, pero en este caso, compartiremos las 3 primeras propuestas de tipos de amor:

*El amor eros

*El amor philia y

*El amor ágape

El amor eros o amor erótico, es el amor pasional e impulsivo, responsable de que sientas atracción sexual por otra persona, es un amor más egoísta que trata de satisfacer el deseo propio, como lo menciona Walter Riso, “El amor que toma y se satisface”, siendo un amor poco maduro que tiende a idealizar al otro, esto lo convierte en un amor pasajero, ya que después de la idealización llega la desilusión, y lo que antes me agradaba de la persona, es justo, lo que ahora me causa celos, desconfianza, pleito; por ejemplo, si sentí un amor eros hacia alguien que sabe bailar muy bien, el amor erótico que me surgió fue a través de la atracción de algo que el otro posee (bailar muy bien), una vez que logre satisfacer mi atracción sexual, el que el otro baile muy bien, se volverá algo que me molesta, pues interpretaré que otros verán con deseo, eso mismo que desee, y surgen relaciones celosas o posesivas a través de vivir este tipo de amor. En este sentido, el amor eros carece de madures y se dirige hacia el instinto sexual, posesivo y erótico.

En cuanto al amor philia se hace referencia a un amor de afiliación, el cual está compuesto por amistad, amor al prójimo, buscar el bien común expresado a través de respeto, solidaridad, cooperación, compañerismo y sobre todo de la admiración hacia otra persona, al contrario del amor erótico; pero un requisito del amor philia radica en cultivarlo, pues al igual que el amor eros, es un amor imperfecto, generándose la necesidad de ser reciproco para seguir dando, ya que por subjetividad y perspectivas distintas, uno puede sentir que da más que otro y desequilibrar la relación. Retomando continuamente el valorar al otro, ser compañeros y cooperar mutuamente en las demandas de la vida para que se estimule la lealtad y el compromiso, propiciando admiración a una persona y desarrollando así, una conexión mágica y muy fuerte para acercarnos a crear un amor completo.

El amor ágape es hacia el amor absoluto, siendo el amor perfecto hacia Dios, hacia lo espiritual, hacia el universo y la naturaleza, pues a diferencia de los otros amores, es un amor que no tiene deseo erótico, que no espera a cambio o que no genera admiración hacia otro hombre, solo ama ser existir. El amor ágape es comparado con el amor que una madre le tiene a un hijo solo por el hecho de ser su hijo, o el amor que se le tiene a un perro, por ejemplo, se le ama por la sola razón de ser nuestro perro, y no se espera nada a cambio, llegando a la perfección por no ser agresivo, no esperar, no celar; va más allá de un amor carnal, ya que en el camino de vida el amor eros y el amor philia causarán dolor o sufrimiento por su origen.

Dentro del siglo XXI, lleno de cambios y retos por pandemia, el amor ágape se fortalece al respetar, cuidar y aprender a amar a la naturaleza, acercarnos a la espiritualidad y re aprender el amor a nuestro prójimo, viviendo ahora una nueva forma de percibir el amor y hacer esos encuentros continuos hacia nuestra alma; una excelente práctica para fortalecer y extender el amor ágape, es la práctica del silencio y la meditación, recordando que estamos en procesos evolutivos acentuados y constantes; por eso los invito a que tomen clases de meditación dentro de nuestra escuela; siendo un acercamiento al amor desde un ángulo que en ocasiones no logramos vivir.

Dalia Balderas



lunes, 1 de marzo de 2021

4 formas de sanar

Para poder sanar es preciso poner atención a todo lo que tiene el corazón, y a lo qué significa eso que vive en él, la intención es darnos cuenta si hay rencor, aprensión, tristeza, falta de perdón, desmotivación, miedo, o algún otro elemento que impida sentir un corazón feliz, el propósito es desarrollar nuestra auto sanación a través de cuatro formas que alegran a nuestro corazón.

1) Contar nuestra historia

2) Mover nuestro cuerpo

3) Cantar y

4) Guardar silencio

La primera forma propuesta para alegrar el corazón es contar nuestra historia, lo cual implica hablar de uno mismo y de lo que sentimos, de lo que nos preocupa, de lo que nos aqueja, de lo que fantaseamos y necesitamos, de lo que queremos y hasta de los hubieran, de lo que fue y no fue, de lo que es bueno y malo, de filosofar sobre la vida entre otras historias que contar. A través de contar nuestra propia historia, el corazón va soltando eso que está dentro de él, dentro de la mente, dentro de nuestra memoria celular y comienza a fluir hacia un mejor camino, un camino de percepciones distintas, de creencias nuevas, de salud física, de una sanación sagrada; hablar de nuestra historia es un acto de valentía y apertura porque nos permite reconocer la dualidad que vive en nosotros y de la paradoja de lo que hacemos y deseamos.

La segunda forma es mover nuestro cuerpo, si miramos a nuestro alrededor, podemos percatarnos que todo tiene movimiento, desde lo más grande hasta lo más pequeño, por ejemplo, los astros en el universo, los grandes mares de nuestro planeta, el aire, los árboles, los días y las noches, hasta lo más minúsculo, la erosión de la tierra, los animales, la incandescencia del centro de la tierra y sobre todo, nosotros los humanos en nuestra constante búsqueda interior; así que, el movimiento es vida; el dejar de mover nuestro cuerpo es ir en contra de la misma, es atrofiar el templo sagrado que tenemos, es no honrar la existencia misma. Busquemos actividades que permitan movernos y a la vez que alegren a nuestro corazón, así que, bailemos, salgamos a correr, hagamos estiramientos, saltemos la cuerda, juguemos juegos de actividad física, nunca es tarde para reírnos mientras nos movemos, y si caemos, levantémonos con la actitud de sentir y agradecer la vida; en este sentido, otra práctica que fortalece la segunda forma de sanar, es la práctica de la disciplina de Tai Chi, siendo esta última, una práctica milenaria que contribuye a la salud desde varias esferas, y que trae regocijo al corazón, nuestra escuela de Tao University es una excelente opción, por ejemplo.

La tercera forma para sanar, es cantar, cantar alegra el corazón, aquí intervienen los sonidos a niveles de frecuencias en Hertz (Hz), por ejemplo, el canto de los pájaros esta entre los 2mil a 7mil Hz provocando sensaciones positivas al escucharlos, otro ejemplo, es el sonido de los cuencos tibetanos, el cual oscila entre 432 a 528 Hz, siendo sonidos sutiles, pero expansivos en el cuerpo que provocan la curación; en este sentido, las ondas vibratorias de nuestro canto ayudan al corazón, a generar vibraciones que fortalecen nuestro espíritu, nuestro cuerpo y que hacen catarsis. Por otro lado, cabe mencionar el sonido del OM, el cual en diversos estudios se indica que este sonido posee un efecto directo y potente sobre la glándula pineal (encargada de producir melatonina, hormona de la juventud), y hacia la glándula pituitaria (responsable de producir hormonas que regulan la homeostasis) teniendo un potente efecto a nivel físico, psíquico y emocional. En conclusión, el sonido que generemos desde nuestras cuerdas vocales, que lleve una intención positiva, su efecto será sanador.

La cuarta forma de sanar va dirigida hacia el silencio, un silencio mental y lingüístico; cuando carecemos de salud, muy probablemente nuestra mente esta agitada y se expresa a través de la falta de salud integral, ya que nuestros pensamientos conscientes e inconscientes son expresados a través del cuerpo y la calidad de nuestras relaciones interpersonales, por tal motivo, debemos practicar el silencio menta y lingüístico, con el objetivo de “parar los pensamientos desbocados” y dejar de girarlos hacia un mismo tema o misma situación, acallar la mente para vivir el aquí y el ahora, para no estar atorados en el pasado ni preocupados por el futuro. El guardar silencio proporciona sanación por no estar ligado al pasado o futuro, sino simplemente está ligado a vivir el aquí y el ahora.

Dalia Balderas



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