lunes, 1 de marzo de 2021

4 formas de sanar

Para poder sanar es preciso poner atención a todo lo que tiene el corazón, y a lo qué significa eso que vive en él, la intención es darnos cuenta si hay rencor, aprensión, tristeza, falta de perdón, desmotivación, miedo, o algún otro elemento que impida sentir un corazón feliz, el propósito es desarrollar nuestra auto sanación a través de cuatro formas que alegran a nuestro corazón.

1) Contar nuestra historia

2) Mover nuestro cuerpo

3) Cantar y

4) Guardar silencio

La primera forma propuesta para alegrar el corazón es contar nuestra historia, lo cual implica hablar de uno mismo y de lo que sentimos, de lo que nos preocupa, de lo que nos aqueja, de lo que fantaseamos y necesitamos, de lo que queremos y hasta de los hubieran, de lo que fue y no fue, de lo que es bueno y malo, de filosofar sobre la vida entre otras historias que contar. A través de contar nuestra propia historia, el corazón va soltando eso que está dentro de él, dentro de la mente, dentro de nuestra memoria celular y comienza a fluir hacia un mejor camino, un camino de percepciones distintas, de creencias nuevas, de salud física, de una sanación sagrada; hablar de nuestra historia es un acto de valentía y apertura porque nos permite reconocer la dualidad que vive en nosotros y de la paradoja de lo que hacemos y deseamos.

La segunda forma es mover nuestro cuerpo, si miramos a nuestro alrededor, podemos percatarnos que todo tiene movimiento, desde lo más grande hasta lo más pequeño, por ejemplo, los astros en el universo, los grandes mares de nuestro planeta, el aire, los árboles, los días y las noches, hasta lo más minúsculo, la erosión de la tierra, los animales, la incandescencia del centro de la tierra y sobre todo, nosotros los humanos en nuestra constante búsqueda interior; así que, el movimiento es vida; el dejar de mover nuestro cuerpo es ir en contra de la misma, es atrofiar el templo sagrado que tenemos, es no honrar la existencia misma. Busquemos actividades que permitan movernos y a la vez que alegren a nuestro corazón, así que, bailemos, salgamos a correr, hagamos estiramientos, saltemos la cuerda, juguemos juegos de actividad física, nunca es tarde para reírnos mientras nos movemos, y si caemos, levantémonos con la actitud de sentir y agradecer la vida; en este sentido, otra práctica que fortalece la segunda forma de sanar, es la práctica de la disciplina de Tai Chi, siendo esta última, una práctica milenaria que contribuye a la salud desde varias esferas, y que trae regocijo al corazón, nuestra escuela de Tao University es una excelente opción, por ejemplo.

La tercera forma para sanar, es cantar, cantar alegra el corazón, aquí intervienen los sonidos a niveles de frecuencias en Hertz (Hz), por ejemplo, el canto de los pájaros esta entre los 2mil a 7mil Hz provocando sensaciones positivas al escucharlos, otro ejemplo, es el sonido de los cuencos tibetanos, el cual oscila entre 432 a 528 Hz, siendo sonidos sutiles, pero expansivos en el cuerpo que provocan la curación; en este sentido, las ondas vibratorias de nuestro canto ayudan al corazón, a generar vibraciones que fortalecen nuestro espíritu, nuestro cuerpo y que hacen catarsis. Por otro lado, cabe mencionar el sonido del OM, el cual en diversos estudios se indica que este sonido posee un efecto directo y potente sobre la glándula pineal (encargada de producir melatonina, hormona de la juventud), y hacia la glándula pituitaria (responsable de producir hormonas que regulan la homeostasis) teniendo un potente efecto a nivel físico, psíquico y emocional. En conclusión, el sonido que generemos desde nuestras cuerdas vocales, que lleve una intención positiva, su efecto será sanador.

La cuarta forma de sanar va dirigida hacia el silencio, un silencio mental y lingüístico; cuando carecemos de salud, muy probablemente nuestra mente esta agitada y se expresa a través de la falta de salud integral, ya que nuestros pensamientos conscientes e inconscientes son expresados a través del cuerpo y la calidad de nuestras relaciones interpersonales, por tal motivo, debemos practicar el silencio menta y lingüístico, con el objetivo de “parar los pensamientos desbocados” y dejar de girarlos hacia un mismo tema o misma situación, acallar la mente para vivir el aquí y el ahora, para no estar atorados en el pasado ni preocupados por el futuro. El guardar silencio proporciona sanación por no estar ligado al pasado o futuro, sino simplemente está ligado a vivir el aquí y el ahora.

Dalia Balderas



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