Quien pide disculpas reconoce el error, admite la herida causada y pone al otro por delante de su yo y de su orgullo, para mostrar perdón de corazón. No vale un perdón artificial y con poca convicción.
En ocasiones es normal que pienses que es el otro el que tiene que pedir perdón, y no tú. Pero seguro que, en la discusión, en la conversación o en tu reacción también has cometido errores, así que no te preocupe quién tiene más razón o quién debe pedir perdón primero: tener razón no es tan importante. Estar unidos, sí. Así que pide perdón, porque aprender a pedir perdón y a perdonar es el primer paso de aprender a querer.
Fuente:
El blog de la pareja que funciona
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